"El uso total de la palabra me parece un buen lema, de bello sonido democrático. No para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo." Gianni Rodari (1979,9)
viernes, 22 de junio de 2012
Guía de Verbos.
Contenido:
Verbos,
presente simple, modo indicativo.
Curso:
Octavo
año.
Horas
de duración: 4 horas pedagógicas.
Aprendizaje
Esperado: Que los estudiantes de este nivel logren reescribir
un microcuento en Presente Simple y
el Modo Indicativo, teniendo la opción
de modificar sus finales, con el fin no solo de garantizar la comprensión del
contenido sino que también, estimular su creatividad y comprensión lectora.
Actualización
de conocimientos:
El
verbo: es la parte más importante de la oración; es la única
que no puede faltaren ella, aun cuando esté tácita o sobreentendida. Se define
como parte variable de la oración, que expresa acción, estado o existencia
indicando casi siempre el tiempo y la persona.
Modo:
Es
la propiedad que tiene el verbo de indicar cómo se realiza la acción.
Los Modos del verbo
Son:
1. Indicativo:
indica acción como un hecho real, puro y simple.
2. Subjuntivo:
denota la acción como dudosa o alguna circunstancia de deseo de que ocurra.
3. Imperativo:
Indica la acción en forma de mandato o ruego.
4. Infinitivo:
expresa la idea del verbo en abstracto sin indicación de tiempo, numero ni
persona.
Presente simples: Se utiliza para expresar acciones que tienen lugar en el momento en que se
habla. Por ejemplo:
Juanita canta una
canción.
Se utiliza para expresar acciones que
ocurren frecuentemente. Por ejemplo:
Lydia nunca desayuna por
la mañana.
Se puede utilizar para expresar acciones futuras. Por
ejemplo:
Se utiliza para expresar órdenes. Por ejemplo:
Se puede utilizar para referirse a acciones pasadas. Por ejemplo:
Actividad:
Evidentemente no establecimos todos los tiempos
verbales, sin embargo, para la actividad que deben realizar basta con la
pequeña introducción hecha en la parte anterior.
Deberán escoger uno de los microcuentos que a continuación les presento, subrayar los verbos,
definirlos y cambiarlos al tiempo presente simple (modo indicativo), si alteran
el curso normal del cuento introduciendo un final distinto y novedoso se
contemplará en su nota final.
Escoger un solo microcuento:
1. EL HOMBRE INVISIBLE
Aquel hombre era
invisible, pero nadie se percató de ello.
Gabriel Jiménez Emán
|
2. CUENTO DE HORROR
La mujer que amé se ha
convertido en fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones
Juan José Arreola
|
3. LA ÚLTIMA CENA
El conde me ha invitado
a su castillo. Naturalmente yo llevaré la bebida
Ángel García Galiano
|
4. MOLESTIA
Sentí una molestia
muscular, era la quinta vez que yo nacía.
Enrique Vila-Matas
|
5. CRUCE
Cruzaba la calle cuando
comprendió que no le importaba llegar al otro lado.
Arturo Pérez Reverte
|
6. CADA COSA EN SU LUGAR.
Hay dramas más aterradores
que otros. El de Juan, por ejemplo, que por culpa de su pésima memoria cada
tanto optaba por guardar silencio y después se veía en la obligación de
hablar y hablar y hablar hasta agotarse porque el silencio no podía recordar
dónde lo había metido.
Luisa Valenzuela
|
7. LA GORRA
Nadie logró dar con una
explicación lógica para el sorprendente hecho, pero el día que Nando, el
cartero del barrio, fue atropellado por un tranvía, iba vestido únicamente
con su gorra.
|
Anónimo.
|
8. UNA PEQUEÑA FÁBULA
|
¡Ay! -dijo el ratón-. El
mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan grande que le tenía
miedo. Corría y corría y por cierto que me alegraba ver esos muros, a diestra
y siniestra, en la distancia. Pero esas paredes se estrechan tan rápido que me
encuentro en el último cuarto y ahí en el rincón está la trampa sobre la cual
debo pasar.
-Todo lo que debes hacer es cambiar de rumbo -dijo el gato... y se lo
comió.
Franz kafka
|
9. EL POZO
|
Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años.
Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la
circunstancia de la familia numerosa.
Veinte años después mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al
que nadie jamás había vuelto a asomarse.
En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el
interior.
"Este es un mundo como otro cualquiera", decía el mensaje.
Luis Mateo Díez
|
10. LA EXTRANJERA
Se han apoyado en la baranda del faro. Han llegado hasta aquí sin
miedo.
Atraídos por el amor al vértigo. Guiados por una flecha insolente de la
noche. Ella mira hacia abajo. El mar la deslumbra. Olas hinchadas como venas
patean su rabia contra la muralla de rocas. Él le pide: Ámame.
Ella no responde. Es joven y cierra los ojos como si estuviera viviendo
muchas muertes. Ella teme saltar. Él le reclama: Bésame. La luz del faro
indaga por las cosas perdidas y los encuentra a ellos. Amantes de las sombras
son el blanco del silencio. Ella quiere saltar porque en su garganta tiene un
nudo de reproches. Como él no pregunta, tampoco ella le responde. Su pasado
es un mapa deshecho. Viene de un país hundido. No resulta fácil decir lo que
se piensa. Y ella piensa demasiado. Ahora abre los ojos para ver el naufragio
de su alma. Él la abraza como si quisiera desnudar su rabia. Ella le pide:
Mátame.
Nuria Amat
|
11. EL DRAMA DEL DESENCANTADO
...el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo
piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de
sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los
breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta
la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el
pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y
había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre
por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.
Gabriel García Márquez
|
12. PAN BAJO LOS PÁRPADOS
Si quisiera podria ir
recorriendo todas las habitaciones e ir contando todos los azulejos y todas
las fracciones de azulejo que van cubriendo el suelo. Podría abrir el gas de
la cocina y al cabo de unas horas encender un cigarrillo. Podría cortarme los
cabellos y echarlos a la tortilla. Degollar al periquito. Oler la pared,
golpear la pared, pintar la pared. Mirar el mar, hervir las tortugas, comerme
las uñas, fundir seis o siete velas, romperme la cara a macetazos, arrojarme
por las escaleras... Pero como siempre, al final cojo la ventana y me la
guardo en el bolsillo.
Anónimo.
|
13. HOSTAL EN LA CIUDAD VIEJA
Sobre la mesilla, junto al despertador, reposa un libro de título
curioso: Guía de edificios apuntalados de interés. En la página 37 tiene
disimulada una errata: donde dice “Caso antiguo”, debería decir “Casco
antiguo”.
El turista sueña toda la noche con paredes que encima se le caen, sin poderlo remediar. Se trata de una pesadilla con errata o clave camuflada: además del sueño de un turista, es un sueño futurista.
Hipólito G. Navarro
|
Verbo, (del latín verbum) significa palabra
por excelencia.
|
WebQuest: La Argumentación.
En el siguiente enlace encontrarás una WebQuest para trabajar el Discurso Argumentativo: Has click Aquí .
jueves, 21 de junio de 2012
Discurso Argumentativo.
Argumentar es una forma de participar en un
diálogo que tiene como condición básica la defensa y justificación de una forma
de ver el mundo, nuestra propia forma de pensar. Está presente en la
publicidad, en las conversaciones cotidianas, en la televisión, en la justicia,
etc. Sin embargo el texto argumentativo por excelencia es el ensayo, donde el emisor defiende su
opinión con respecto a un tema presentando argumentos.
Con la argumentación intentamos influir,
transformar o reforzar las ideas o formas de actuar (conscientes o
inconscientes) de otra (s) persona (a). En esencia, una argumentación es un
modo de razonamiento, es decir, una forma de pensar, de opinar sobre algo; es
una manera de legitimar las creencias y los comportamientos, donde se intenta
convencer o persuadir a partir de argumentos.
Lee con atención el siguiente ejemplo:
“Debemos proteger nuestros bosques, porque constituyen un ecosistema que
da vida a muchas especies animales y, si desaparecieran, el país de convertiría
en un desierto”.
Argumento 1: El bosque constituye un ecosistema que
da vida a muchos animales.
Argumento
2: Si desaparecieran los bosques, el país se convertiría en un desierto.
1.-
Intención del
emisor: Convencer o persuadir:
La
validez de recurrir a un determinado tipo de argumento, dependerá del objetivo
que tenga:
Convencer:
Significa que el emisor fundamenta lógicamente su argumento, es decir,
entrega razones aceptadas como verdaderas por el conjunto de la sociedad, por
ejemplo, la fundamentación del porqué o compara un producto con otro, la
convicción implica un proceso racional y reflexivo por parte de los
interlocutores.
Ejemplo: “–Mamá, ¿me das permiso para salir este sábado?, hice todas mis tareas,
te ayudé a hacer aseo y fui a comprar todas las veces que me lo pediste, ¿no
crees que me lo merezco?”
Persuadir:
Implica
un proceso en el que la “emotividad” (una transcripción de lo sentimental o
emocional a una representación del lenguaje) se pone en juego y la inteligencia
emocional actúa. La intención del emisor apela a los aspectos subjetivos que
pueda tener en común con su interlocutor, suele ser el tipo más frecuente en la
vida cotidiana y en el mundo privado. Por lo mismo no es posible ocupar los
mismos argumentos persuasivos con una u otra persona.
Ejemplo: “–
Mamá, dame permiso para salir el sábado, yo sé que me quieres y no vas a dejar
que me quede aburrido y solo el fin de semana, además van todos mis amigos, no
puedo ser el único que no vaya.”
2.- Componenentes de la argumentación
(estructura):
Todo
texto escrito requiere de una organización para aclarar los puntos de vista
expuestos en él y en la argumentación se
puede estructurar de la siguiente manera:
a) Tesis (o conclusión
argumentativa): es una proposición, es decir, aquella parte del discurso en que
se expone aquello de que se quiere convencer o persuadir a los oyentes. La
tesis puede aparecer al comienzo de la argumentación para luego establecer los
fundamentos (bases) o también puede descubrirse solo al final.
·
Si es una argumentación racional, que
busca convencer al receptor por medio de argumentos lógicos la pregunta que se
plantea implicará un respuesta en afirmativo o negativo.
Ejemplo: “¿Es América un continente unido? No, hay tal cantidad de etnias,
lenguajes y culturas diversas que no podemos realizar esa afirmación.
·
Si es una argumentación persuasiva,
involucrara emocionalmente al receptor en su respuesta.
Ejemplo: “¿Acaso en América no somos todos hermanos? ¡Debemos luchar por la unidad
de nuestro continente!
* Está comprobado que si una tesis se
presenta en la conclusión, en la mente de
nuestros interlocutores cobrará más contundencia persuasiva.
b) La base (el primer
argumento): es una creencia compartida, un dato fáctico incontable, pero que
puede NO ser acepado por el interlocutor.
Constituye un apoyo verbal
entregado a favor de la proposición, es decir, los fundamentos. Generalmente en
una primera instancia de desarrollo de la argumentación, lo que se entrega son
datos conocidos, compartidos, fáciles de aceptar por los hablantes, su función
es “introducir” el tema y ubicarnos en el contexto de la discusión.
c) Las garantías (la
ley de paso): Se trata del vínculo que une las bases con la tesis, o sea, por
qué razón esa bases es pertinente
para esa tesis. Es el segundo
argumento conocido como “la ley de paso”, es decir, permite al argumentador
apoyar lo que dice en un principio, en una convención admitida, como el caso de
los lugares comunes o estereotipos (por ejemplo, la mejor edad es la juventud,
las mujeres deben quedarse en la casa y atender a sus maridos, un hombre no
puede decir que no a una mujer, etc.)
d) Respaldos: Datos corroborantes que sostienen las garantías
(cifras, estadísticas, encuestas, etc.) provienen de todos los ámbitos del
conocimiento a los que sea pertinente recurrir para fundamentar lo que estamos
diciendo (ciencias, valores, moralidad, religión, cultura, etc.) En el discurso se traducen en ejemplos,
citas, comparaciones refranes, parábolas, etc.
3.-Tipos de razonamiento argumentativos:
Dependiendo de
la relación que se establezca entre tesis y sus bases, es decir, del modo en
que se realice otra inferencia, podremos diferenciar varios razonamientos
argumentativos. A continuación, veremos
algunas de los más comunes:
a) Razonamiento por analogía: la analogía
(forma de interpretación por medio de la similitud) consiste en comprobar una
tesis a partir de otra que ya ha sido aceptada o comprobada para un fenómeno u
objeto similar. Los datos de la tesis ya comprobada se ocupan como base para la
aceptación de la tesis que se desea comprobar.
b) Razonamiento por generalización: Consiste en
validar una tesis, fundándose en la verdad observada de enunciados
particulares, estas generalizaciones por el hecho de ser inductivas, solo son
probables, es decir, por medio de la generalización no podemos llegar a
establecer una ley universal, pero si una alta posibilidad de certeza dado que
“por lo general” así se da un determinado fenómeno.
c) Razonamiento por signos: Un signo es
cualquier entidad sensible que permite reconocer un hecho que no se percibe. La
parte del signo que puede hacerse sensible es el representante y la parte
ausente, el representado. En relación con la argumentación, hablaremos de
razonamiento por signos cuando se interpretan ciertos hechos como síntomas o
indicios de base para concluir algo.
d) Razonamiento por causa: Las inferencias
causales son razonamiento que, en su conclusión, establecen una relación de
causa y efecto entre dos acontecimientos. Esta relación se supone cuando existe
una correlación tal entre dos
propiedades que hacen suponer que una es la causa de la otra, o que una es el
efecto de la otra. Es una relación que se basa en la conexión o relación
causal.
e) Razonamiento por autoridad: Es el argumento
que toma como bases la opinión de quien es considerado una “autoridad” en el asusto,
es decir, de alguien que es reconocido como un experto en la materia.
Material de Apoyo elaborado por Silvia Palma.
miércoles, 20 de junio de 2012
Dulce historia, triste final.
Me levanto temprano, moribundo.
Perezoso resucito, bienvenido al mundo.
Con noticias asesinas me tomo el desayuno.
Camino del trabajo, en el metro,
aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos.
Y en el asiento de enfrente,
un rostro de repente,
claro ilumina el vagón.
Esos gestos traen recuerdos
de otros paisajes, otros tiempos,
en los que una suerte mejor me conoció.
No me atrevo a decir nada, no estoy seguro,
aunque esos ojos, sin duda, son los suyos,
más cargados de nostalgia, quizás más oscuros.
Pero creo que eres tú y estás casi igual,
tan hermosa como entonces, quizás más.
Sigues pareciendo la chica más triste de la ciudad.
Cuánto tiempo ha pasado desde los primeros errores,
del interrogante en tu mirada.
La ciudad gritaba y maldecía nuestros nombres,
jóvenes promesas, no, no teníamos nada.
Dejando en los portales los ecos de tus susurros,
buscando cualquier rincón sin luz.
"Agárrate de mi mano, que tengo miedo del futuro",
y detrás de cada huida estabas tú, estabas tú.
En las noches vacías en que regreso
solo y malherido, todavía me arrepiento
de haberte arrojado tan lejos de mi cuerpo.
A ahora que te encuentro, veo que aún arde
la llama que encendiste. Nunca, nunca es tarde
para nacer de nuevo, para amarte.
Debo decirte algo antes de que te bajes
de este sucio vagón y quede muerto,
mirarte a los ojos, y tal vez recordarte,
que antes de rendirnos fuimos eternos.
Me levanto decidido y me acerco a ti,
y algo en mi pecho se tensa, se rompe.
"¿Cómo estás? Cuánto tiempo, ¿te acuerdas de mí?"
Y una sonrisa tímida responde:
"Perdone, pero creo que se ha equivocado".
"Disculpe, señorita, me recuerda tanto
a una mujer que conocí hace ya algunos años".
Más viejo y más cansado vuelvo a mi asiento,
aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos.
Perezoso resucito, bienvenido al mundo.
Con noticias asesinas me tomo el desayuno.
Camino del trabajo, en el metro,
aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos.
Y en el asiento de enfrente,
un rostro de repente,
claro ilumina el vagón.
Esos gestos traen recuerdos
de otros paisajes, otros tiempos,
en los que una suerte mejor me conoció.
No me atrevo a decir nada, no estoy seguro,
aunque esos ojos, sin duda, son los suyos,
más cargados de nostalgia, quizás más oscuros.
Pero creo que eres tú y estás casi igual,
tan hermosa como entonces, quizás más.
Sigues pareciendo la chica más triste de la ciudad.
Cuánto tiempo ha pasado desde los primeros errores,
del interrogante en tu mirada.
La ciudad gritaba y maldecía nuestros nombres,
jóvenes promesas, no, no teníamos nada.
Dejando en los portales los ecos de tus susurros,
buscando cualquier rincón sin luz.
"Agárrate de mi mano, que tengo miedo del futuro",
y detrás de cada huida estabas tú, estabas tú.
En las noches vacías en que regreso
solo y malherido, todavía me arrepiento
de haberte arrojado tan lejos de mi cuerpo.
A ahora que te encuentro, veo que aún arde
la llama que encendiste. Nunca, nunca es tarde
para nacer de nuevo, para amarte.
Debo decirte algo antes de que te bajes
de este sucio vagón y quede muerto,
mirarte a los ojos, y tal vez recordarte,
que antes de rendirnos fuimos eternos.
Me levanto decidido y me acerco a ti,
y algo en mi pecho se tensa, se rompe.
"¿Cómo estás? Cuánto tiempo, ¿te acuerdas de mí?"
Y una sonrisa tímida responde:
"Perdone, pero creo que se ha equivocado".
"Disculpe, señorita, me recuerda tanto
a una mujer que conocí hace ya algunos años".
Más viejo y más cansado vuelvo a mi asiento,
aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos.
Inducir a la Poesía a través de la curiosidad.
“Cada florcita de curiosidad, es
aplastada por la sociedad en sí misma.”
Albert
Einstein.
Esta
cita fue mencionada por el físico teórico, estadounidense de origen japonés,
Michio Kaku, cuando le preguntaron si era necesario hacer la ciencia ilegal
para llamar la atención de los niños, su respuesta fue muy sencilla; nacemos
científicos y se manifiesta en la curiosidad que presentamos en nuestra
infancia al preguntar por el sol, la
lejanía de las estrellas, la velocidad del viento, etcétera. Sin embargo,
esta curiosidad es aplastada durante “los años peligros”, como él llama a la educación
primaria y secundaria, donde se obliga a memorizar cifras y hechos dinamizando
toda incertidumbre en los niños y por ende “pensando que la memorización ES
ciencia”. Así mismo nos encontramos con Richard Feynmen (Novel de Física 1965),
que en una entrevista titulada “El placer de descubrir las cosas”, manifiesta
un pensamiento similar, haciendo ver la necesidad de provocar curiosidad e
incertidumbre para llegar a detalles omitidos a simple vista y así andamiar el
conocimiento y entender éste como un hecho, una acción y no un mero evento memorizable.
A
simple vista quizá no podríamos ver las similitudes de esta problemática con la
poesía, sin embargo, tanto ciencia como poesía, son creación; una forma de
conocimiento único y revelador que va más allá de la comprensión literal y superficial.
En consecuencia los problemas que podemos encontrar en una, los hayamos también
en la otra. Debemos plantear ambos saberes como un hecho mágico de descubrimiento
y no como una ocasión para ejercitar la memoria.
Kaku
mencionó “los años peligrosos”, que en algunos casos, si bien no eliminaron
definitivamente la curiosidad, la disminuyeron
de forma considerable, situación que sí se vivenció durante el paso por la
enseñanza media de muchos de nosotros, tal vez quisimos ser curiosos, pero
se nos dijo que un mal logrado gato
murió de ello, así que no nos quedó más opción que reducir nuestras
expectativas a lo que el profesor nos quisiera mostrar para aprender y no lo
que nos interesaba o nos despertaba asombro.
Nuestras
clases de poesía durante la enseñanza media estuvieron colmadas de una
escritura lejana, inalcanzable y muchas veces incomprensible (cuando hubo algo
de poesía en ellas), donde mataban cada afán de incertidumbre con una lluvia de
figuras retoricas que identificar en un poema y aprendiendo, que es una metáfora, anáfora, retruécano, etcétera.
Sin lugar a dudas en estas actividades no había ninguna intención de hacer a
los estudiantes participes de su propio
proceso de enseñanza-aprendizaje, sino un afán conductista de abarcar los planes
estipulados en los programas de estudio en un tiempo determinado. Por otra
parte estos últimos no atienden a necesidades individuales y en consecuencia,
es muy difícil que incentiven saberes tan poco “útiles” como la poesía, esta
parte de los contenidos es abarcada en un periodo limitado de tiempo y más aún
la asertividad de los contenidos elegidos
podría estar en duda. Jaime Jaramillo dice que “la mayor parte de la
peor “poesía” que se ha escrito está en verso”, sin embargo como estudiantes no
conocimos otra, no llegamos más allá del verso libre y no tuvimos una
concepción global y abarcarte de la poesía, nos acostumbramos a reconocer
tópicos e intenciones, aprendimos movimientos o generaciones de poetas, pero
todo esto estaba muy lejos de preguntarnos si lo que leíamos nos hacía “entrar en
crisis” o simplemente provocaba “algo”; algo como la duda, la incertidumbre o por
lo menos curiosidad. Simplemente nada de los que nos mostraron nos parecía
familiar, sin embargo, tampoco era lo suficientemente interesante como para
intentar familiarizarnos con ello, esa presentación fugaz no fue cautivadora, no fue llamativa, y tampoco pudo
despertar interés.
Seguramente
lo anterior es una consecuencia de las prácticas “demasiado ortodoxas” para
abordar los contenidos, a continuación se enumeran solo algunas:
1. El
“tipo” de poesía que se nos ofrecía: como los clásicos universales, que
hablaban de las “oscuras golondrinas” (Bécquer), “de llamas de amor vivas que tiernamente
hieren” (San Juan de la Cruz), o de monjas que mueren porque no mueren, podrían
explicar en parte la falta de interés por la poesía. Estos ejemplos parecen contener
elementos no muy llamativos para adolescentes de 15 años (respetando obviamente
a los mencionados clásicos, que con la madurez suficiente, por lo menos se les
puede leer y permanecer despiertos hasta el término de los poemas).
2. Esa
imperiosa necesidad enmarcar el conocimiento, identificando tópicos y figuras literarias:
esto tampoco resulta una actividad muy atrayente, ya que no se requiere de una
participación consiente por parte de los estudiantes, es un trabajo vacío y
banal cuando lo que leemos no nos hace ningún sentido, cuando las letras no
repercuten en nosotros. Se entiende que dichas actividades solo se hacen por
una necesidad de cumplir con las exigencias planteadas en los Planes y
Programas de enseñanza media y no por despertar curiosidad y mucho menos
incentivar a la creatividad.
3. Por
último el rol pasivo del docente: no tuvimos el agrado de escuchar a ninguno de
nuestros profesores leer poesía como nos hubiese gustado, más allá de un par de versos para dejar bien
claro cuál es la intención del tantas veces mencionado hablante lirico, dejando
ningún lugar a la interpretación ni a la posibilidad de hacer dobles lecturas
de lo que leíamos. Estos profesores no fueron capaces de despertar el sentir,
de hacernos manifestar lo que creíamos posible, es decir, no despertaron
nuestra curiosidad.
Toda
la experiencia vivida se contradice con lo planteado por el tan esperado y
vaticinado “cambio de paradigma” (personarme no creo que hayan dos palabras más
prostituidas que estas), y también se contradice con la bibliografía y documentación a la que
hemos tenido acceso en los niveles superiores de enseñanza, donde se ofrecen
posibilidades de cambio que invitan al estudiante a ser parte de lo que
aprenden, a producir lo que aprenden y a decidir lo que aprenden, obviamente
dentro de los márgenes que establece el Gobierno (limitación no menor).
Debemos
partir de la premisa que recibimos a nuestros estudiantes con parte de su
curiosidad muerta, sin una experiencia poética inicial que pudo despertar
interés en ellos (con esto me limito a la educación municipalizada de la que
fui beneficiada, quizá en otros sectores la situación cambia), que como diría
Elena Gomes Villalba no recibieron ese
“rayo de luz” que podría traer tantos beneficios al futuro en esos pequeños
receptores de conocimiento, que en la mayoría de los casos no fueron invitados
a ser parte de sus procesos, no fueron invitado a crear, a cuestionar ni a
fomentar sus habilidades y en algunos casos ni siquiera fueron capaces de
reconocerlas. Es así como llegan estudiantes a la enseñanza media sin nociones
de poesía o más doloroso aun, sin interés por conocerla.
El fin de un educador está muy lejos de
obligar a transmitir su gusto propio por la poesía en sus estudiantes o esperar
que sean productores de ésta “no se trata de conseguir poetas, pero sí
hablantes que puedan manejar creativa y libremente su lengua y que sean
sensibles a la belleza de las palabras” (Gomes-Villalba, 1993), para lograr este cometido se requiere de un
trabajo inicial fuerte, un cimiento que logre establecer miras a un futuro con
un propósito establecido aunque este no sea útil. Es bien sabido que nos
perdemos buscando el uso de todo conocimiento y qué ventajas nos traerá este a nuestra vida,
siempre vinculándolo al área profesional o económico, sin embargo perdemos la
intención de conocer simplemente por el placer que esto implica, de aprender por
una necesidad propia, única e individual que no responde a metas planteadas por
un entorno, muchas veces satisfacer las ansias de un conocimiento o aprendizaje
sin un fin es criticado y lamentablemente eso ocurre en todo ámbito del
conocimiento, no obstante, esto aumenta
cuando se habla de conocimientos libres o subjetivos como el arte en general,
donde el espacio para hacer y sentir es personalizado y no sistemático, donde
se atiende a necesidades individuales y no hay limitaciones o restricciones que
impliquen cercar dicho conocimiento.
Específicamente la poesía es el mejor sitio
para hacer notar las individualidades y poder nutrirse de ellas, donde una
opinión diferente jamás será castigada y el conocimiento se puede construir en
conjunto, ambas cosas bastantes difíciles de aceptar si hablamos de
conocimientos útiles, esto responde a la poca tolerancia de las ideas
divergentes y la escasa opción que se da para aprender de forma comunitaria y colaborativa.
El problema radica en que la enseñanza de la poesía se ha sistematizado de
igual forma que aquellos saberes útiles, pensado que haciéndolo metódico,
definible y aplicable de igual forma a todas las circunstancias y personas, se
verán resultados que terminaran por internalizar dicho conocimiento. Nos hizo
falta una visión globalizada de la poesía, abarcante, que no sólo contemple lo
escrito, o el verso, sino que incluya imágenes, actos, visiones, movimientos,
manifestaciones, etcétera. Es decir, todo aquello que haya sido creado con el
fin de producir o provocar un sentir en quien lo vea, debe ser entendido como
poesía.
Bajo
los parámetros anteriores, es preciso corregir las tres deficiencias
mencionadas y observadas durante nuestro paso por la enseñanza media, y lo
haremos a partir de recomendaciones válidas para todo docente en acción (que
deberían considerar por respeto a sus estudiantes que piden a gritos auxilio),
así como también para aquellos que aún estamos en nuestros respectivos procesos
de formación y pretendemos no cometer los mismo errores que vimos en nuestros
formadores, cabe estipular que los tres puntos descritos anteriormente no son
los únicos, sino sólo los que a modo muy personal fueron los que mayor daño
hicieron y los que aburrimiento causaron, las mejoras a simple vista aplicables
con las siguientes:
1. Con
respecto al tipo o estilo de poesía que se nos ofrecía, podemos enfatizar
aquella poesía cercana o más bien terrenal, “no se trata de descifrar la poesía
sino de sentirla” (Puentes de Oyenard, 1985) y esto es precisamente lo que no
provocaba lo que leíamos durante la enseñanza media, el sentir. Es necesario
nutrir y complementar esa poesía clásica con la contemporánea, mostrar la
libertad de las letras y lo que pueden provocar, dar indicios de diversidad de autores y estilos que sean
capaces de provocar curiosidad. Podríamos asombrar a nuestros estudiantes, por
ejemplo, con “Artefactos” de Nicanor Parra, o hacerlos producir sus propios
artefactos a partir de elementos básicos
que tengan a la mano. Hacer ver a través de ejemplos variados, que podemos
encontrar en la basta poesía chilena (a la que hemos tenido más acceso a nivel
formativo), que la poesía simplemente escapa de las letras, va más allá de un
encasillamiento gráfico y que la apreciación o desciframiento no es lujo o
placer de sabios, que podemos disfrutar de ella en todos sus estados hasta las
personas más iletradas de este mundo.
2.
La necesidad de enmarcar o entablar
definiciones y conceptos, atienden a obligaciones establecidas en los Planes y
Programas de enseñanza media, sin embargo, estos se pueden flexibilizar de tal
manera que puedan atender a las demandas individuales y que en lo posible
fomenten habilidades personales identificadas en nuestros estudiantes. Quizá
solo hace falta un poco de tino a la hora de encomendar tareas, como por
ejemplo, jamás pedir que definan y luego
ubiquen en poemas clásicos los tópicos literarios: carpe diem, ubi sunt, locus amoenus, beatus ille, amor post mortem,
etcétera (actividad bastante recurrente en los liceos). Si lo que queremos es trabajar con tópicos y somos amantes de la
poesía clásica, haremos poemas con versos de todos los estilos que respondan a
un tópico, se pueden formar poemas contemporáneos, jugar con el humor, la
ironía, la magia, en fin, complementar ese contenido mínimo con otra actividad.
No podemos seguir subestimando las capacidades de nuestros estudiantes, pensando
que no serán capaces de desarrollar tal o cual tarea, ellos no son agentes pasivos
ni dormidos que esperan despertar, están más despiertos que nunca, solo que no
somos los suficientemente interesantes como para llamar su atención y nuestros
planteamientos, son cada vez más básico y conductistas, que no pretenden
fomentar ni estimular capacidades, sino solo medirlas.
3.
La responsabilidad de despertar
curiosidad está en nosotros los futuros docentes en formación, debemos
transmitir el gusto por la poesía y si no existe en nosotros, descubrirlo, de tal manera que podamos
inducir y andamiar el conocimiento de forma real y consecuente. Sólo podemos
provocar curiosidad si conocemos lo que pretendemos mostrar, y no puede haber
conocimiento si no hay interés por él, o por lo menos si atrae será más fácil
su internalización y se disfrutará de ello.
Emilia Gomes-Villalba dice
y cita al final: “Si nosotros conseguimos un maestro que dé vida al poema con
su voz, el maleficio que pesa sobre la poesía se quebrará y el niño irá a ella en busca de algo vivo,
atractivo, lleno de sonidos, de sensaciones, de emociones y no a un “cementerio
de signos muertos, cadáveres de palabras” (Salotti: 1950,60)” con estas
palabras establece ese vínculo obligatorio entre profesor y lo que pretende
provocar en sus estudiantes y la necesidad incentivar la curiosidad con
factores tan sencillos como la voz.
La poesía y su transmisión depende del interés
que provoquemos en nuestros dicentes, el despertar la curiosidad y la capacidad
de asombro es un buen nexo o camino para lograr el cometido, cuidando siempre
de incentivar al máximo posible las capacidades individuales de nuestros
estudiantes, en consecuencia, lograr que la sociedad no aplaste esa florcita de
curiosidad con la que todos nacemos.
Silvia
Palma.
Poetas
Chilenos Contemporáneos.
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